martes, 21 de agosto de 2012

El Príncipe de N. Maquiavelo



“Todos los Estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación, ni al pueblo al descontento.” Nicolás Maquiavelo. Si bien esta frase fue escrita hace algunos siglos, la vigencia creo yo puede perdurar y adecuarse al tiempo necesitado, pues “El Príncipe”, adecua las formas en que se gobierna y administra el Estado conforme a las variaciones del tipo de poder o principado (como se lee en dicha recopilación). Entre experiencias de su tiempo, éxitos y fracasos de líderes, así mismo como de “estatutos” para el buen gobierno, es lo que nos da a conocer Maquiavelo en tan extraordinaria obra, pues existe una gran diferencia entre quienes son príncipes y quienes saben ser príncipes, todo dependerá de la manera y condiciones en que se obtiene.

En primera instancia se trata de comprender sobre los asuntos vinculados al análisis de los tipos de principados por los que el autor considera importantes de mencionar sus características y de los cuales nos pone en reflexión uno versus otro, considerando ambas partes en positiva o en negativa, pero siempre arrojando la ferviente necesidad de destacar la manera correcta de gobierno y de cómo conseguir permanecer, en lo cual puede ser fácil llegar al poder pero en realidad la preocupación es el cómo conservarse dentro de él.

Confronta inicialmente al principado hereditario contra los principados nuevos o en su defecto mixtos, que como puede verse el primero (hereditario) es simplemente el más común ya que es el que solo se renueva por relación consanguínea de una misma línea sucesora o de un mismo linaje, a lo cual Maquiavelo describe como el más fácil de conservar ya que basta con no alterar el orden establecido por antecesores y seguir la misma línea de trabajo o gobierno ya que la población esta adecuada a ese tipo de mando. Por otro lado se tienen a los “principados mixtos” los cuales pueden ser relativamente nuevos o si no lo son del todo nuevos se toma el termino mixto para un miembro agregado a un linaje anterior, lo interesante de este, es que de formas distintas se pueden obtener, pues magnifica puede ser la forma de actuar que se puede llegar al principado como nos dice el autor, por armas propias, por un indiscutible “talento personal”, por fortunas y poder ajeno, crímenes y hasta por el mismo pueblo; que en discusión puede verse desde distintas perspectivas y discurrir sobre cuál de las anteriores opciones son las más adecuadas para mantener un Estado bajo el poder de un nuevo príncipe, aunque coincidiendo con Maquiavelo y quizá con muchos otros autores la forma más segura de poder contener el poder es por un “talento personal” más el apoyo de los ciudadanos, ya que son quienes recriminan o aplauden las acciones de su príncipe en ese momento. Si bien es cierto que ante estas formas de obtener el poder unas pueden ser más viables que otras, también es cierto que se debe terminar con ciertas cuestiones que pueden afectar de manera importante el nuevo gobierno como poner especial atención a problemas o desórdenes que aquejen a la provincia, así mismo en el caso de ser un nuevo príncipe, desaparecer de manera tajante y completa cualquier rastro de poderío del linaje gobernante anterior, ya que esto podría causar algunas revueltas en contra de este nuevo príncipe.

Por otro lado, se encuentra el análisis del hecho sobre el tipo de gobierno que un príncipe ejerce sobre una determinada provincia o Estado, que en sí mismo enlazado con el anterior punto, tiene como propósito dar cuenta de los detalles y la especificidad que se encuentra en los dos tipos de gobierno a los que Maquiavelo hace alusión, es decir, a los que se encuentran regidos por nobles y los regidos con ayuda de siervos; el primero (por nobles) radica esencialmente en una serie de aristocráticos que pueden ser manejados por el príncipe según sea su conveniencia, pero con un “soborno” excesivo, que quizá pueda satisfacer todo de ellos, ya que son la primera instancia en mostrar su descontento ante algunas acciones o atribuciones que el príncipe pueda tomar y de esta manera poner en situación peligrosa el gobierno de éste, por tanto su principal tarea en este tipo de principado es – según Maquiavelo- no erradicar a todos sus súbditos pero si poder quitar o crear algunos nuevos nobles, esto siempre con el fin que convenga al propio monarca; pero en segundo lugar tenemos al principado ayudado por siervos, en este caso los siervos pueden revelarse pero siempre y cuando no sean oprimidos por el poder del príncipe en turno, ya que pueden ser voz importante del pueblo y mantenerlos unidos y arraigados fielmente al monarca para quien será siempre una tarea de suma relevancia. Existen sin embargo los principados eclesiásticos, los cuales como nos muestra el autor en su análisis, son gobiernos que se obtienen con un valor y potencia tal de la cual pueda ser acreedor algún hombre, o por simple suerte que éste pueda tener para llegar al poder, ya que son principados cimentados sobre instituciones religiosas de gran peso y fuerza al menos en la región donde se encuentre la provincia o Estado a gobernar. Se menciona que este tipo de principado es más fácil de mantener pues al tener como respaldo una institución de tal magnitud, el poder perdurará cualesquiera que fueren las formas de proceder, actuar o vivir de su monarca. Estos principados son –según Maquiavelo- los más felices, pues no tienen realmente preocupación alguna, ya que no le serán arrebatados jamás el poder que le es conferido, pueden ser Estados muy indefensos como se mencionan en algunos ejemplos pero sin necesidad de una preocupación por quien pueda quitarles el poder, así que son los únicos gobiernos o principados seguros.

Existen ciertos puntos por los cuales se debe guiar una sólida base para la procuración del poder y la estabilidad en el serán las buenas leyes y tropas de igual manera. Este último punto sobre la milicia y su comportamiento conforme a los intereses del Estado, debe ser asegurado únicamente por las tropas correspondientes y conformadas por los propios súbditos, es decir, contener una milicia única del principado que es la forma más segura de mantenerlo ya que se defendería desde una perspectiva distinta y con una dirección propia del príncipe que los gobierna; siendo que si se pone en manos de tropas ajenas la seguridad de una provincia, es probable que no siempre se pueda contar con ella y que quizá no sería posible una seguridad total ya que es dependiente de una fuerza auxiliar que también pueda arrebatar por las mismas tropas militares la provincia a la que se esté protegiendo, por tanto no sería del todo viable esta última opción para proteger un principado.

Maquiavelo nos hace mención sobre las características o cualidades que un príncipe o mejor dicho un “buen” príncipe debe tener para el mejor gobierno de sus súbditos, que no con esto se quiere decir que las características o cualidades que el pueblo aprecie o vea de mejor manera siempre tengan que resultar las mas correctas para un príncipe puesto que se debe ser hábil en este sentido del manejo de dichas atribuciones. Siempre se debe tener en mente el bienestar de la población que se encuentre bajo su poder, por tanto el descontento lo debe evadir por cualquier modo en que este pueda existir, por tanto de debe actuar de forma inteligente y eficaz en cuanto al uso que éste deba dar a las cualidades que el pueblo quiere ver en su monarca, por eso mismo se debe por lo menos aparentar tener todas y cada una de ellas, pero no llevarlas a la praxis del todo, pues en muchos de los casos no es conveniente para el Estado, pues en tanto se proteja la integridad del principado y se mantenga contenta a la población, el príncipe tendrá un buen papel desempeñado.

Concluyendo, el Príncipe es una obra que como se ha dicho desde hace muchos años, todo político tiene que leer, pero sobretodo que cualquier persona interesada en la o las formas en que se desarrolla un gobierno tienen una base, y las características que destacan estas bases son extraordinarias recopilaciones de Maquiavelo y que desde su muy fundamentado criterio pone en tela de juicio y discusión todo sobre las características de cada una las ramas por la que es conformado un principado. Sin duda alguna esta obra de un gran filósofo político como lo fue Nicolás Maquiavelo es un legado tan profundo que puede ser considerado como “sine die” ya que su expiración no contiene ni fecha ni lugar, pues es aplicable a las sociedades actuales.

By Vicente Flores M.