Kafka sin lugar a duda fue y ha
sido uno de los más grandes escritores y literatos del siglo XX. Su obra ha
influenciado en gran medida a la literatura universal y a otros autores
contemporáneos de manera innegable y que ha causado gran revuelo entre los
críticos de la literatura, pues su obra ha sido muy polémica en cuanto al
sentido estricto en el que se dé una interpretación real en función de
distintas doctrinas que le critican. Un gran ejemplo es su obra “El Proceso”
que fue considerada por el mismo autor como una obra inconclusa.
El Proceso, una obra magnífica
en todo sentido, aborda diversas perspectivas de las cuales podemos partir para
un análisis de las situaciones que en la historia juegan un papel muy
importante puesto que envuelven al personaje principal (José K.) en una serie
de artilugios en contra de sí mismo y en juego está su libertad al ser acusado
de alguna pena que en principio desconoce y que seguirá desconociendo hasta
su inminente y fatal destino. En
principio, el primer punto versus su libertad es la falta de “humildad” que
tiene frente a la situación, es decir, se opone rotundamente y manifiesta, desde el
comienzo, su notorio rechazo al proceso por el cual estaba pasando desde que fue irrumpido en sus aposentos de manera repentina por sujetos que en su vida había
visto y que objetaban una pena que no le fue expuesta en ningún momento. Por
consiguiente el actuar de K. no fue el más adecuado, como normalmente lo es en una
persona que se encuentra en dicha situación, es decir, en calidad de acusado, ya que su actuar fue
agresivo desde el primero momento y no coadyuvo en principio con dicha
situación.
El carácter arbitrario de la
situación deja en claro que no es un aparato jurídico loable o mejor dicho no
es competente en el sentido estricto de llevar la situación de K. puesto que no
es legitimado su derecho a ser informado sobre la imputación que se le alude y
de igual manera solo es obligado a ir a “declarar” y por tanto la violación a
sus “garantías individuales y/o derechos humanos” fue sin ni más un paso que se
dio en el proceso mismo en el que se le privó sin importar tan siquiera las palabras de K. en
defensa propia- lejos de conocer su
imputación- frente a la autoridad, quienes no lo juzgaron ni procesaron como
normalmente debería de haber sido, y que por tanto no existía motivo alguno
para su distinto proceso judicial.
La manera en que se llevó el
proceso en contra de K. muestra una clara y real idea de cómo funciona el
ciudadano frente al aparto burocrático y al Estado mismo, refleja la
ignorancia del individuo frente a las situaciones legales, y cómo actuar ante
ellas, puesto que muchas veces la intimidación
sirve como medio para sustraer la libertad de quien es procesado y de la
misma manera es violentada la integridad del individuo en tanto que se hace
presente el abuso de autoridad en todos los aspectos, la impartición de
justicia se hace presente ni tan siquiera en el más mínimo detalle, he ahí
donde las lagunas comienzan a hacerse visibles dentro del ámbito jurídico, pues
son éstas las que se suman a la falta de congruencia en algunas leyes y por la
cual la jurisprudencia no se lleva a cabo de manera más competente en los
distintos casos establecidos.
Es de conocimiento general, o
al menos debería ser así, que ningún individuo sea cual sea el interés o
culpabilidad imputada, puede ser condenado sin previo juicio para un análisis
de la situación en la que se vea inmerso dicho “presunto culpable” y que se
demuestre verdaderamente el acto imputado y por el cual se le ha privado de la libertad.
K. desgraciadamente no corrió con la misma suerte pues fue condenado a ser
azotado, que sin una alusión al hecho del porque se tomó esa decisión, tan solo
fue acatada por los agentes correspondientes y actuaron de manera visceral ante
tal cuestión, pues el final era inminente y de ninguna manera aplazable pues el
martirio de K. terminaría por fin aunque no en los mejores términos como
hubiésemos deseado, fue privado de la vida de una manera cruel podemos decir,
pues no fue en si la condena a la que fue dictaminado pero fue la suerte con la
que corrió.
En conclusión, la obra de Kafka
ha sido precursora de múltiples avances en cuestión jurídica y sobretodo de la
materia penalista, ha sido forjador de criterios y análisis concretos de dicha
materia; así mismo nos da pauta a la reflexión y análisis propio de nuestro
sistema jurídico mexicano, de cómo actuamos frente a éste y como deberían de
ser apreciadas las leyes para su mejor jurisprudencia y aplicación a la
ciudadanía, que tiene como derecho conocer en su totalidad la funcionalidad de
dicho sistema y como deberá actuar ante una situación determinada.