viernes, 22 de julio de 2016

Los mayan papers: Borge y sus secuaces al ataque

*Publicado el 15 de julio de 2016 en The Mexican Times


“El buen juez por su propia casa empieza” y el presidente EPN –al menos en esta ocasión– acertó en su actuar, la limpieza comenzó con las manzanas podridas (dos de tantas) dentro del priísmo gobernante en las entidades federativas, dos figuras que han ayudado en nada a su partido respecto de su gestión gubernamental, son los “primos incómodos” del tricolor, aquellos que de lejitos (en prisión) se están “más quietitos”: Duarte en Veracruz y Borge en Quintana Roo.
Hablemos de este último primo incómodo, gobernante de las bellas tierras mayas y deslumbrantes playas de orgullo nacional, donde ahora nada de orgullo les da los quintanarroenses tener a Borge en el comodín de gobernador. El descaro y cinismo con que se llevaron a cabo los saqueos inmobiliarios a empresarios de la zona hotelera de Cancún, y donde hubo repercusiones económicas para empresas transnacionales con sede en la Ciudad de México, donde los instrumentos jurisdiccionales fueron burlados de manera hilarante y la orquestación de un fraude millonario –pero legítimo– han sido la noticia vergonzosa –entre muchas otras– para nuestra clase política y judicial. Parece una historia al mero estilo de George ClooneyBrad Pitt y Julia Roberts en “La Gran Estafa”, pero aquí nuestros protagonistas tienen apellido BorgeDe la Cruz, González Canto, Yolis, entre otros más de un gran reparto, entre papeles secundarios, incidentales, protagónicos y antagónicos –en este caso éstos son lasvíctimas–.
Lo preocupante no es que hayan orquestado un fraude de esta magnitud, sino que las instituciones en quienes –al menos la teoría eso nos indicaría– supone la confianza de un ciudadano, son quienes se han prestado al mismo. Notarías, autoridades jurisdiccionales, Gobierno del Estado de Quintana Roo, gobiernos municipales, y demás funcionarios han sido cómplices de nuestro fabuloso “Mayan Papers”donde la astucia burocrática fue burlada y cómplice a la vez. Es quizá uno de los grandes escándalos y problemas que el gobierno federal debe atender con prontitud, precisión y la mayor transparencia posible, es una gran oportunidad para el Presidente de la República de legitimar su gobierno –al menos borrar una raya de tantas al tigre– en los rubros de transparencia y anticorrupción, será el perfecto experimento primigenio del sistema que tanto se ha esperado.
FOTO: jornada.unam.mx
Estos dos grandes temas de la agenda legislativa y del propio gobierno federal, han sido el dolor de cabeza de muchos legisladores, la preocupación de otros tantos, la bandera política de unos más y la indiferencia del resto de nuestros representantes en el Congreso de la Unión, pero que hoy resultarían trascendentales y estratégicos en cara al 2018.
El gobierno federal ha puesto un freno a quizá uno de los grandes cinismos legislativos y gubernamentales del sexenio –entre otros muchos– como la creación de sistemas locales anticorrupción ad hoc a las necesidades de los gobernadores de Veracruz y Quintana Roo, con la fina atención demoldearlo bajo circunstancias fraudulentas a una “transparencia opaca”, es decir, querían “taparle el ojo al macho” pero el macho les salió más abusado y les presentó su respectiva acción de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte. Aún no están listas las leyes secundarias que son tarea delCongreso de la Unión, pero nuestros flamantes diputados locales se nos adelantaron y ellos hicieron lo propio en alusión ser más transparentes y menos corruptos, pues su gobernador les ha puesto el ejemplo, han sentido el “llamado divino” de la democracia que les alentó a tratar de blindar a su dirigente estatal.
Es hilarante y preocupante el grado de cinismo y desvergüenza, pero lo será más si se da carpetazo a este caso, es el momento ideal para poner a prueba el sistema nacional anticorrupción, hay dos “voluntarios” –Borge y Duarte– al parecer el juego comenzó, veamos ahora si es efectivo o de nuevo estaremos en la poética letra constitucional, donde solo ahí se ven los cambios, porque en la realidad no siempre suceden.

Érase una vez… los derechos humanos

*Publicado el 05 de julio de 2016 en The Mexican Times

¿Los derechos humanos al alcance todos? En realidad, no deberían estar al alcance de todos, pues no están sujetos – en una concepción al menos teórica – al escrutinio del Estado o de una sociedad, simplemente le pertenecen universalmente a cada individuo por el simple hecho de su condición humana, tan sólo constará su garantía de respeto y defensa por los instrumentos normativos nacionales e internacionales en la materia.
Hoy, en una “democracia naciente” – o al menos me encanta ilusionarme pensando que estamos en ese proceso – es inconcebible idear una plena protección a los derechos humanos, cuando quedan algunos de ellos sujetos a las condiciones de opinión social y religiosa – bendito estado laico que nos acoge – como en pasados días lo han sido el matrimonio igualitario con las temáticas que apareja, el delicado y “temido” tema del aborto y la libre determinación de la mujer frente a su cuerpo; estos temas enfrentan vacíos aún normativos, de interpretación judicial y legislativa, pero en un peor escenario, enfrentan a una sociedad aún cerrada, con grupos de presión religiosos, conservadores y represores.
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Los derechos humanos son inherentes al individuoy no deben estar sujetos al escrutinio democrático, ni a la aprobación institucional, tan sólo deben ser garantizados en su pleno ejercicio sin afectar a terceros de facto. Es un error querer democratizar los derechos, querer “pedir permiso” a la sociedad mexicana de poder ejercer un derecho tan elemental como el de permitir decidir a una mujer sobre su propio cuerpo frente a circunstancias de una vaga interpretación judicial o legislativa; o de brindar la oportunidad de una unión legal en matrimonio a dos personas del mismo sexo, que se aman y pretenden “formalizar ese sentimiento” para los efectos pertinentes en el plano legal, pues no es un tercero el que debe aprobarlo, sino garantizarlo, y ese es el Estado. Como éstos, podemos tomar muchos ejemplos de la nula o escasa protección verdadera a los derechos, como el de la vida frente a las desapariciones forzadas, o el de la educación frente a un presupuesto paupérrimo a las instituciones educativas del Estado o autónomas, negando el acceso a muchos estudiantes de todos los niveles educativos a las mínimas condiciones para su elemental educación.
El ala conservadora del país pugna en su discurso por una democracia real, pero en la práctica pretende reprimir los derechos de terceros, pretende imponer una ideología de moralismos y religiosidades innecesarios en un país de desigualdad, y con una clase política de pobre objetividad, donde los tibios son más que los fríos o los calientes.
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Es lamentable decirlo, y quizá como abogado es aún peor enfrentar la realidad en el plano judicial, cuando la formalidad legal e institucional es precisa y “necesaria”, pero la protección y garantía de un derecho resultando indispensable, termina por ser imposible; las trabas burocráticas del poder legislativo retrasan en mucho el desarrollo de una democracia que hoy se torna sin sabor ni color, pues estoy convencido que la legitimación de un verdadero sistema democrático moderno, es la garantía de plena protección de los derechos humanos de cada individuo en el territorio nacional, sin importar si sea criminal o víctima, nacional o extranjero, mujer u hombre, heterosexual u homosexual, político o campesino.
La única verdad de la que estoy seguro en su afirmación total es que los derechos humanos, hoy en día, son un bello adorno constitucional y normativo, donde la impartición de justicia es un sueño de muchos pero una realidad de pocos. La debilidad del Estado mexicano se haya en sí mismo, en sus instituciones desalineadas al plano democrático, en su maquinaria desgastada y desactualizada, así como de su sociedad aún cerrada, cegada e intolerante.

Mexicanos al ¿toque de queda?, el acero aplastad la corrupción

*Publicado el 28 de junio de 2016 en The Mexican Times
Pareciera ser que estamos viviendo una revuelta civil de principios del siglo pasado, donde un gobierno con baja aceptación impera, un grupo oprimido –antes los obreros, hoy los maestros– hace frente al Estado (sin mencionar héroes o villanos), la clase media se ahorca y la baja se ensancha a una velocidad considerable, el populismo está en su máximo esplendor, y el rumbo de México es incierto, somos una nación que no sabe hacia dónde camina, o quizá mejor simplemente preguntarnos si tenemos camino.
FOTO: El Universal, DF
FOTO: El Universal, DF
El conflicto magisterial ha sido el dolor de cabeza de gobiernos locales y federal durante algunos sexenios, los únicos afectados son los estudiantes, que no obstante pertenecen a los estados más pobres del país (Oaxaca y Chiapas), es clave de su estancamiento histórico. No hay dinero, ni tampoco educación, entonces ¿cuál es la opción?
La milicia ha tomado el papel de “seguridad ciudadana” en las calles del país, más que inspirarnos confianza nos atemoriza su presencia, no están entrenados para proteger, lo están para luchar. Una arrogancia gubernamental nos atosiga, la clase política ha perdido toda esperanza de confianza ciudadana, el repudio es cada día más grande y su indiferencia cada vez más evidente.
Los derechos humanos son un bello adorno constitucional y normativo, la impartición de justicia un sueño que pocos logran alcanzar. El Congreso de la Unión, como cada legislatura se convierte en un circo entre payasos oradores, peloteros de la norma, domadores partidistas y legisladores domados, todo es menos representación. Nuestros flamantes y excelsos políticos se han ensañado en mostrar sus vastos conocimientos en modos de ingobernabilidad y corrupción, hoy día muchos de ellos presumen con gusto y desvergüenza su doctorado “horroris causa” en la materia, lo más triste es que las nuevas generaciones de políticos partidistas en su mayoría, van por la misma línea de acción, aunque la discursiva les sea “ligeramente” distinta y engañosa.
Esto y más es lo que “la democracia nos ha dejado”, como cuentos de ultratumba, que al leerlos se nos eriza la piel, pero que al vivirlos a diario, se han convertido en parte de la real politik, donde la filosofía ciudadana es cada vez mayor, pues todos tenemos nuestras teorías, nuestros conceptos, todos presumimos saber la solución a todo y pensamos que quizá podríamos hacerlo mejor que ellos, cierto o no, de lo que no hay duda es del cinismo y descaro con que hoy tratan de dirigir el país.
FOTO: cualessonlosderechoshumanos.com
Las protestas son una manera de expresión ciudadana que nuestro país no es confiable ni garantía de nada, la represión está a la vuelta de cualquier esquina, pero de qué nos podemos quejar si nosotros elegimos –claro está, a quienes votamos– lo que hoy tenemos. Como dicen “por ahí”, ya ni llorar es bueno.
¿Por qué marchar por exigir que sean otorgados ciertos derechos? Los derechos nos son inherentes, no deben estar sujetos al escrutinio democrático, ni a la aprobación institucional, es una práctica que hemos malentendido en la democracia, y por ello viciado el sistema. Aprendamos a vivir en democracia, o el autoritarismo nos alcanzará… perdón ya llegó.
Mexicanos al toque de queda, pues nos hemos quedado atónitos y pasmados ante la realidad que nos come, parecemos no reaccionar, o al menos a la mayoría le ha llegado la oportunidad. El acero aplastad la corrupción, ante un mal que reiteradamente he indicado, nos es propio a ciudadanos y políticos, nos ha comido vivos y se ha colocado como parte de nuestra vida.
¿Hay tiempo para un diálogo democrático? Algunos se preparan para el siguiente y beligerante paso ciudadano. Esta segunda opción parece estar concretándose en algunos puntos de nuestro país, la contención gubernamental ya les hace frente. ¿Qué sigue? Un pacto ciudadano que concrete un diseño estratégico del inexistente proyecto de Nación.