viernes, 9 de mayo de 2014

Respondiendo a la pregunta ¿Quién soy? - y tú ¿Sabrías qué responder?


¿Quién soy?- he ahí la gran incógnita de la vida, que me ha y nos ha llevado a muchos de nosotros a preguntarnos esta cuestión decenas o cientos de veces, sin  poder dar una respuesta a tope de nuestras expectativas, y creando más y más dudas alrededor de esta insaciable pregunta. Me cuestionan – y tú ¿Quién eres?- suelo responder la descripción rápida de mis ocupaciones, de mis datos generales y de algún otro detalle que parece ser banal o quizá trascendente, pero realmente no contesto a la primigenia base de la pregunta, pues quizá ni yo mismo conozca la respuesta correcta, porque yo mismo no he terminado de conocerme, se mis alcances frente a situaciones que he vivido, pero no los conozco frente a las desconocidas e inciertas, el ser humano es temeroso de lo desconocido, y por tanto no puede afirmar con tal seguridad más la de un necio y egocéntrico, que dice poder actuar de tal o cual manera frente a lo desconocido.

¿Quién soy yo?- fui ayer parte de la inmensa cantera humana que me vio nacer, hoy soy la piedra bruta que de ella se desprendió para ser mañana la piedra pulida que siempre soñé. Como piedras en bruto somos el reflejo de la esencia y esplendor terrestre que de ella forma la universalidad de minerales que nos componen, somos parte de ese cosmos que brilla y de esta tierra fértil que nos vio brotar, somos el resultado de una mezcolanza casi perfecta de la naturaleza, nuestro único defecto es no ser perfecto, somos seres humanos y no dioses, somos seres que sufren, sienten y adolecen, qué mejor que eso para poder disfrutar los sinsabores de la rica vida y sus dulces amarguras que atraviesan nuestro ser, que nos hacen ser conscientes de que vivimos, y de que de ello vamos de la misma manera a morir; ser dioses podría resultar aburrido, pues todo en cuanto hay te pertenece y puedes manipularlo de la manera que más te acomode, sería una existencia inútil quizá, pues todos seríamos lo que pretendemos o lo que soñamos.

Somos la piedra en bruto, estimulados bajo un incesante trabajo en torno a las prácticas y doctrinas del taller de la vida, en un vehemente deseo de buscar la verdad, pero ¿Cuál de todas las supuestas verdades? ¿Cuántas hay? ¿Cuál me corresponde?- la única verdad que hay para ti es la universal y la de todo hombre que nace para trascender, aunada a ella te corresponde una verdad única en tu persona, confeccionada esencialmente para vos, esa verdad la conocerás con el sudor de tu trabajo, con la fuerza de tu cuerpo y con la astucia de la razón. No dejes que los vicios sobre ti se posen para siempre, que sean tu eje rector para siempre, es impensable un hombre sin vicio y sin pasión, pues de ellos es su naturaleza e imperfección, pero sin duda alguna debemos también ser cautelosos y moldeadores de ello. Un vicio contempla en el hombre la falta de rectitud y el defecto moral en sus acciones, el vicio no nos permite como constructores ser la piedra angular de la gran construcción, no nos permite encajar en un sistema armónico de belleza arquitectónica espiritual y energética, al contrario, todas las impurezas y desgastes in situ son los que nos alejan cada vez más de una pulcritud, solidez y esteticidad pétrea, no debemos ser la mejor piedra, ni la más cara ni la más rara, solo debemos ser la piedra correcta que el constructor necesita, es decir, debemos ser nosotros mismos nuestro propio material de trabajo, debemos ser la piedra, pero al mismo tiempo la herramienta y el constructor, qué mejor tarea para un hombre que construirse a sí mismo.

Las pasiones, son quizá algo tan dulce como la miel y tan amargo en su extremo como la hiel, de pasión está lleno el hombre cuando en su actitud por vivir, la vida misma se le va, llevándolo a la locura quizá o la genialidad de su pasión, pues ésta se designa  ante todos los fenómenos en los cuales la voluntad del hombre es pasiva, ante una pasión difícilmente resistimos a salir de ella, pues es todo en cuanto se disfruta de la vida, pero asimismo es todo en cuanto nos la quita. Las pasiones – decía  Bernard Le Bouvier- son como los vientos, que son necesarios para dar movimiento a todo, aunque a menudo sean causa de huracanes; y bien es cierto estas acertadas palabras del escritor francés, pues como apunté, es nuestro éxtasis del que emanan los sentimientos y pensamientos más puros y concentrados, pero que nos orilla en una contracorriente de el éxtasis, a la frialdad y obsesión que desata locura y pierde todo sentido lo que se hace.

Ser quien soy y nadie más - pero ¿Qué es ese ser?- quizá soy el que quieren que sea, soy el que no he llegado a ser y soy el que fui, soy la reflexión de mi pasado, la vivencia de mi presente y la expectativa de mi futuro; soy el sentimiento a flote de mis pasiones y el murmullo de mis vicios, soy la piedra bruta que busca su lugar en la gran construcción cósmica, soy la utopía de la piedra angular que sueño ser, soy el trabajo y dedicación de mi cuerpo, de mi mente y de mi espíritu; no soy el que escribe- soy la esencia de él, no soy el que ustedes contemplan ahora hablando, soy la palabra misma que de este cuerpo emana, no soy las lágrimas que derramo, soy la causa de ellas, no es la sonrisa dibujada en mi rostro la que me caracteriza, sino soy el motivo por quien mi cuerpo sonríe, no soy un cuerpo activo del día a día, soy la energía que lo mueve, no soy los versos de mi poema, soy la inspiración misma de mi vida.

Soy quien quiero ser, soy quien no puede contestar de manera precisa la pregunta de este trabajo, soy simplemente todo lo que me forma, me formó y me formará, soy la herramienta con que he de pulir mi piedra, soy la piedra que necesito para mi templo, soy el constructor de mi templo, soy quien sueño ser. Soy yo pues amigos míos quien desea más que nadie conocer quién soy. Nosce te ipsum.

“V.I.T.R.I.O.L . - Visita Interiora Terrae Rectificatum Invenies Occultum Lapidem- Visita al Interior de la tierra, rectificando descubrirás la Piedra Oculta.”




                  Es cuánto.

              Vicente Flores