¿Quién soy?- he ahí la gran incógnita de la vida, que me ha y nos ha
llevado a muchos de nosotros a preguntarnos esta cuestión decenas o cientos de
veces, sin poder dar una respuesta a
tope de nuestras expectativas, y creando más y más dudas alrededor de esta
insaciable pregunta. Me cuestionan – y tú ¿Quién eres?- suelo responder la
descripción rápida de mis ocupaciones, de mis datos generales y de algún otro
detalle que parece ser banal o quizá trascendente, pero realmente no contesto a
la primigenia base de la pregunta, pues quizá ni yo mismo conozca la respuesta
correcta, porque yo mismo no he terminado de conocerme, se mis alcances frente
a situaciones que he vivido, pero no los conozco frente a las desconocidas e
inciertas, el ser humano es temeroso de lo desconocido, y por tanto no puede
afirmar con tal seguridad más la de un necio y egocéntrico, que dice poder
actuar de tal o cual manera frente a lo desconocido.
¿Quién soy yo?- fui ayer parte de la inmensa cantera humana que me vio
nacer, hoy soy la piedra bruta que de ella se desprendió para ser mañana la
piedra pulida que siempre soñé. Como piedras en bruto somos el reflejo de la
esencia y esplendor terrestre que de ella forma la universalidad de minerales
que nos componen, somos parte de ese cosmos que brilla y de esta tierra fértil
que nos vio brotar, somos el resultado de una mezcolanza casi perfecta de la
naturaleza, nuestro único defecto es no ser perfecto, somos seres humanos y no
dioses, somos seres que sufren, sienten y adolecen, qué mejor que eso para
poder disfrutar los sinsabores de la rica vida y sus dulces amarguras que
atraviesan nuestro ser, que nos hacen ser conscientes de que vivimos, y de que
de ello vamos de la misma manera a morir; ser dioses podría resultar aburrido,
pues todo en cuanto hay te pertenece y puedes manipularlo de la manera que más
te acomode, sería una existencia inútil quizá, pues todos seríamos lo que
pretendemos o lo que soñamos.
Somos la piedra en bruto, estimulados
bajo un incesante trabajo en torno a las prácticas y doctrinas del taller de la vida, en un
vehemente deseo de buscar la verdad, pero ¿Cuál de todas las supuestas
verdades? ¿Cuántas hay? ¿Cuál me corresponde?- la única verdad que hay para ti
es la universal y la de todo hombre que nace para trascender, aunada a ella te
corresponde una verdad única en tu persona, confeccionada esencialmente para
vos, esa verdad la conocerás con el sudor de tu trabajo, con la fuerza de tu
cuerpo y con la astucia de la razón. No dejes que los vicios sobre ti se posen
para siempre, que sean tu eje rector para siempre, es impensable un hombre sin
vicio y sin pasión, pues de ellos es su naturaleza e imperfección, pero sin
duda alguna debemos también ser cautelosos y moldeadores de ello. Un vicio
contempla en el hombre la falta de rectitud y el defecto moral en sus acciones,
el vicio no nos permite como constructores ser la piedra angular de la gran
construcción, no nos permite encajar en un sistema armónico de belleza
arquitectónica espiritual y energética, al contrario, todas las impurezas y
desgastes in situ son los que nos alejan cada vez más de una pulcritud, solidez
y esteticidad pétrea, no debemos ser la mejor piedra, ni la más cara ni la más
rara, solo debemos ser la piedra correcta que el constructor necesita, es
decir, debemos ser nosotros mismos nuestro propio material de trabajo, debemos
ser la piedra, pero al mismo tiempo la herramienta y el constructor, qué mejor
tarea para un hombre que construirse a sí mismo.
Las pasiones,
son quizá algo tan dulce como la miel y tan amargo en su extremo como la hiel,
de pasión está lleno el hombre cuando en su actitud por vivir, la vida misma se
le va, llevándolo a la locura quizá o la genialidad de su pasión, pues ésta se designa ante
todos los fenómenos en los cuales la voluntad del
hombre es pasiva, ante una pasión difícilmente resistimos a
salir de ella, pues es todo en cuanto se disfruta de la vida, pero asimismo es
todo en cuanto nos la quita. Las pasiones – decía Bernard Le Bouvier- son
como los vientos, que son necesarios
para dar movimiento a todo, aunque a menudo sean causa de huracanes; y bien es
cierto estas acertadas palabras del escritor francés, pues como apunté, es
nuestro éxtasis del que emanan los sentimientos y pensamientos más puros y
concentrados, pero que nos orilla en una contracorriente de el éxtasis, a la
frialdad y obsesión que desata locura y pierde todo sentido lo que se hace.
Ser
quien soy y nadie más - pero ¿Qué es ese ser?- quizá soy el que quieren que
sea, soy el que no he llegado a ser y soy el que fui, soy la reflexión de mi
pasado, la vivencia de mi presente y la expectativa de mi futuro; soy el
sentimiento a flote de mis pasiones y el murmullo de mis vicios, soy la piedra
bruta que busca su lugar en la gran construcción cósmica, soy la utopía de la
piedra angular que sueño ser, soy el trabajo y dedicación de mi cuerpo, de mi
mente y de mi espíritu; no soy el que escribe- soy la esencia de él, no soy el
que ustedes contemplan ahora hablando, soy la palabra misma que de este cuerpo
emana, no soy las lágrimas que derramo, soy la causa de ellas, no es la sonrisa
dibujada en mi rostro la que me caracteriza, sino soy el motivo por quien mi
cuerpo sonríe, no soy un cuerpo activo del día a día, soy la energía que lo
mueve, no soy los versos de mi poema, soy la inspiración misma de mi vida.
Soy quien quiero ser, soy quien no puede contestar
de manera precisa la pregunta de este trabajo, soy simplemente todo lo que me
forma, me formó y me formará, soy la herramienta con que he de pulir mi piedra,
soy la piedra que necesito para mi templo, soy el constructor de mi templo, soy
quien sueño ser. Soy yo pues amigos míos quien desea más que nadie conocer
quién soy. Nosce te ipsum.
“V.I.T.R.I.O.L . - Visita Interiora Terrae Rectificatum
Invenies Occultum Lapidem- Visita al
Interior de la tierra, rectificando descubrirás la Piedra Oculta.”
Es cuánto.