Doménico Cieri Estrada, escritor
mexicano, en alguno de sus textos sobre el universo y el tiempo decía “Todos
los misterios que entraña el universo son sólo un guiño de dios”, y en creo que
en cierta manera tiene razón en su postulación, pues ¿Qué es más misterioso y
apantallante que el universo mismo? y mucho más que por su grandeza y
perfección ha dedicado el hombre su historia misma y sus creaciones que en la
tierra se plasman. El hombre siempre se ha sentido identificado y atraído por
lo que en el exterior de su entorno terrestre se encuentra, siempre voltea al
cielo y observa lo diminuto que él es ante tan grandioso mar de estrellas, constelaciones,
planetas y galaxias; comprende que no es sino “polvo de estrellas” … tan sólo
eso, polvo en el universo.
Pero ¿Qué es lo
que realmente significa para el hombre comprender el universo? Pues regreso a
la frase de inicio de este escrito, donde nos da una pauta y primera salida
sobre el hombre y el universo. Para entender lo que a su alrededor y sobre su
cabeza pasaba, el ser humano en su delimitado proceso evolutivo, trataba de
explicar todos los fenómenos que ocurrían, y es así como nació en los primeros
milenios del hombre racional, lo que conocemos como “Cosmogonía”, que a grandes
rasgos la podemos definir como la “Teoría filosófica, mítica y religiosa que trata sobre el
origen y organización del universo”, y en esencia es ello, pues así fue como
comenzamos a explicarnos como es que nosotros llegamos aquí, cuál fue el
proceso y de dónde provenimos, explicarnos un eclipse, o una lluvia de
estrellas, una cometa o temblor. Es quizá la cosmogonía lo que daba sentido a
la existencia del hombre en la tierra, y nosotros como hombres modernos somos herederos
de ello, basta con voltear la mirada a cualquier rincón de nuestro entorno y seguro ahí
lo encontraremos.
Culturas como los
mayas, los egipcios, los chinos e incluso los griegos, fueron grandes
civilizaciones que nos heredaron todo un manjar de conocimientos astronómicos y
astrológicos, que hemos hecho nuestros y que hemos ido adaptando con el pasar
de los siglos, hasta hoy verlos como teoría del hombre antiguo, y hemos pasado
a las realidades científicas del hombre moderno. Respecto de los primeros – los
mayas- podemos encontrar sin lugar a duda, uno de los pocos escritos en papel más apreciados, salido de los
relatos orales de un anciano y plasmado por un escriba maya que aprendió los
caracteres latinos de escritura y dio vida al “libro del consejo” o “libro de
la comunidad”: el Popol Vuh. Es un libro que contiene una serie de relatos que tratan de explicar el
origen del mundo, de la civilización, de diversos fenómenos de la naturaleza,
es así como los mayas entendían el universo y que iba de generación en
generación de forma oral antes de haber sido escrito. Los egipcios por su parte
contemplaban su visión del universo en un océano primordial llamado Num, que
encerraba en sí el espíritu de Atum, es decir, el no engendrado, aquel que
existe por si mismo, éste tomó conciencia, se masturbó y dio origen en
principio a Ra, siguiéndole Tefnuth (diosa del fuego), shu (del aire) Nut (del
cielo) y Geb (de la tierra). En
resumidas palabras ésta es la cosmogonía egipcia del nacimiento del universo,
que sin duda existen similitudes entre las visiones de las culturas pese a su
lejanía en el tiempo y en la distancia, por ejemplo en China con El mito cosmogónico del huevo cósmico, o los griegos
con La Teogonía de Hesiodo, pero eso es tema de otros trabajos
comparativos.
Derivado
de lo anterior, la historia del hombre moderno, como bien mencione con
anterioridad, reviste del conocimiento astrológico y astronómico en su vida diaria. Clara prueba de
ello lo podemos observar en el Zodiaco, "El término ´Zodiaco´ proviene del griego, y significa cintura
de lo viviente, círculo de la vida o círculo de los seres vivos.
Etimológicamente provendría de los vocablos Zoon, que quiere decir ser vivo, y
dia, que significa a través”. Las concepciones astrales se relacionan con las remotas formas de conocimiento y sabiduría de la civilización
humana, es por ello que todo en nuestra vida y concepción filosófica gira en torno al universo, somos
parte de él y él de nosotros. No podemos vivir aislados de un entendimiento y
estudio del universo, porque sería incoherente pretender conocernos y trabajar
en nosotros, sin entender o tratar siquiera de ello, de vislumbrar cómo es,
cómo funciona o cómo fue creado. Como hombres y novatos en el sistema evolutivo
biológico, somos inexpertos en entender al universo y a nuestro entorno, es por
ello que buscamos explicaciones, si bien hoy las veos ingenuas o fantásticas,
en su momento resultaban ser de complejo estudio y de gran respuesta, y que hoy
en día seguimos guiándonos de sus elementos primordiales para el estudio
moderno del cosmos. El
estudio del zodiaco es lo que hoy día conocemos como “astrología”, que en un
principio tuvo un objetivo tenía que ver esencialmente con los fenómenos de la
naturaleza, pero que conforme el tiempo se fue vinculando con los astros y
éstos con los acontecimientos humanos. Existen diversas interpretaciones del por
qué el zodiaco en la modernidad, decidí tomar el siguiente
argumento tomado de un cuadernillo de notas de algún experto, muy acertado me pareció:
“El Zodiaco- decía- ha sido colocado, por dos
motivos: como un homenaje a la cultura de aquellos pueblos, y por el simbolismo
que ellos encierran. La sabiduría de todos los sabios y lumbreras de la
antigüedad, que ha llegado hasta nosotros, es simbólica, porque simbólica fue
la primera instrucción que recibió el hombre inteligente.”
Por ahora puedo concluir, y retomando la frase de Doménico Cieri, que
el universo es tan misterioso, tan lleno de duda, asombroso, e infinito, que no
logramos aún entenderlo, ni en sus más mínimos aspectos, y que debemos recurrir
a nuestra razón –por ahora limitada- para construir milenarias estructuras de
interpretación del cosmos, mágicas, irrales, dudosas o fantásticas, tanto como
las religiones mismas. Dios ha quedado a la interpretación de lo que entendemos
por el cosmos, de la visión cultural de cada civilización y de cada tiempo, por
ello la pluralidad de religiones, pues el día que logremos entender el universo
y lo que él comprende, ese día quizá entenderemos lo que es Dios.