martes, 7 de febrero de 2012

La Crisis del Estado Mexicano: de dominante a dominado




Hablar del Estado Mexicano es aventurarse a un inmenso mar de posibilidades político-sociales y económicas, que han ido degradándose a lo largo de los últimos 30 años aproximadamente. Al hacer referencia en las anteriores líneas sobre la degradación del Estado, he de referirme a la “Crisis” por la que ha venido atravesando desde inicios de los años 80, una crisis en la que el Estado ha dejado de ser el dominante para pasar a ser el dominado, es decir, la subordinación ante una fuerza que se creía controlada hasta entonces.
¿Quién habría de pensar hace tan solo 20-30 años atrás, que el “Grandioso Estado Mexicano” terminaría cediendo ante una fuerza que él mismo controlaba al cien por ciento? Hubiera sido hilarante semejante idea en aquellos años “mozos y bellos” del priismo mexicano.

Con el propósito de ser mas objetivo en este ensayo, me permitiré comenzar con algo tan básico como definir la palabra “Estado”, que sin duda puede ser necesario para poder partir de aquí con el análisis y obtener una comprensión y visión más amplia del mismo. Tomando la perspectiva del jurista alemán H. Kelsen citada por Paoli Bolio en su libro “Teoría del Estado”, hace alusión a lo siguiente “[…] el Estado puede ser visto como autoridad. Esta visión implica que los seres humanos quedan subordinados al Estado[1]”. Habiendo emitido una visión de lo que es Estado, podemos si bien no ahondar en detalles superfluos o banales para nuestro análisis acerca del Estado mexicano, al menos si poder mencionar datos que nos conduzcan a esclarecer mejor la posición que éste tiene hoy en día.

Una autoridad es aquella a quien se debe respeto y pocas veces se le cuestiona, o por lo menos así es como nosotros solemos actuar ante ella. ¿Pero que sucede cuando esa autoridad es desbancada por una fuerza, que cabe recalcar era inferior a la de la autoridad, pero que ahora resultó más poderosa y de quien se cree lo controla todo? He de decir, que la crisis del Estado Mexicano está presente, que su fuerza se ha visto opacada por otra aún mayor, me refiero a los poderosos medios de comunicación, quienes los últimos años han impactado de manera brutal el control social, económico y hasta político de nuestro país. Son llamados entre la sociedad mexicana como el cuarto poder, y el cual ahora pareciera ser que es quien dicta las normas al “subordinado Estado” de lo que puede, debe o no hacer, cuando hasta hace unas décadas era exactamente lo contrario.

¿Dónde ha quedado esa “magnificencia” y poderío del intocable Estado? Parece ser que ha desaparecido, que ahora el ápice de la pirámide del poder ha quedado en manos de los medios de comunicación y de los que todos somos sujetos de acción directa o indirectamente, pues su capacidad de mover masas es incomparable que cualquiera que formara parte de ese poder sería titiritero del Ejecutivo, o al menos así es como la sociedad mexicana en general percibe al actual Estado.
Pero ahora la pregunta sería ¿Quiénes son los que están detrás de esos medios? La respuesta sería tan obvia y sencilla que todos la conocemos, por supuesto que hago alusión a Televisa y Televisión Azteca, quienes concentran más del 90 por cierto de la audiencia mexicana, y que actualmente pareciera ser que controlan también la tan ambicionada silla presidencial, pues se ha puesto de moda tachar a un candidato presidencial como el de una televisora y no el candidato del partido al que pertenece. Cierto o no, la verdadera “verdad”, valga la redundancia del término que creo yo era necesario distinguir, es que al ser los medios de comunicación, en especial Televisa y Televisión Azteca los que controlan la información y mueven a las masas, sería determinante para una mejor estrategia política la alianza con ellos y no la enemistad, pues ahora los “temidos” son los mal llamados “monopolios de la información nacional” y no la figura política en curso como lo era anteriormente.

Todo esto tiene como antecedentes históricos - según el analista e historiador Lorenzo Meyer en su columna de opinión “Ya no es lo que fue: el Estado”[2] - la caída del priismo nacional, el triunfo mundial de la lógica de mercado, la privatización, la desregulación neoliberal y el consecuente aumento de los excluidos y de la concentración de riqueza a nivel mundial, sin duda momentos clave en la historia no solo de México sino del mundo entero, la apertura al neoliberalismo fue un cauce muy fluido a los cambios en todos los estratos y áreas de aplicación del conocimiento económico y político.

Pero no nos sintamos “especiales” porque “solo en México”, este es un fenómeno global, que ataca a muchos países, el más próximo a nosotros es el vecino del norte, quien en desbordada presunción de su poder ante el mundo, se ve opacado por el mismo fenómeno que nos subyaga como mexicanos y a nuestro Estado mismo.

Sin duda alguna, la crisis del Estado Mexicano es innegable, su fuerza ya no vislumbra el poderío que hasta hace unos años le correspondía, ser ahora el subordinado de tu subordinado puede ser desalentador y quizá en un momento hasta denigrante, pues bien dice aquel viejo versículo de la Biblia en Mateo 7:2 “… con la vara que midas serás medido…”, ahora tocó al Estado sentir el rigor a quien lo hacía sentir con opresión y sin medida. Pero ¿Será que el cuarto poder llegó para quedarse? o ¿Es transitorio como consecuencia inmediata de los fenómenos modernos como el neoliberalismo y crisis del sistema priista bajo el cual nos encontrábamos? Estas y muchas más incógnitas quedan al aire, sin una posible respuesta inmediata, pues los fenómenos socio-políticos y económicos son tan cambiantes que no tenemos la certeza de si volveremos al Estado con el cual nuestros padres y abuelos crecieron o si este cuarto poder llego para ser control social y político del país.




[1] Paoli Bolio, Francisco J. Teoría del Estado, UNAM-Trillas, México D.F., 2009 p.27.
[2] Meyer, Lorenzo. Ya no es lo que fue: el Estado, diario Reforma del 26 de enero de 2012.

By Vicente Flores M.

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