miércoles, 29 de febrero de 2012

Tecnocracia mexicana: ¿Un acierto con muchos errores o un error con muchos aciertos?



Sin duda alguna uno de los sexenios más controvertidos en la historia moderna de México es el de Carlos Salinas de Gortari, caracterizado por el ya tan “memorable” fraude electoral de 1989, la firma del TLCAN y la masiva privatización de empresas incluida la banca mexicana.
A pesar de toda la fama negativa que generó Gortari, también tuvo aciertos que le valieron el reconocimiento mundial y uno de los claros ejemplos fue en 1990 cuando Robert Bartely –del Wall Street Journal- calificó al gabinete salinista como el mejor del mundo. Pero la pregunta ahora es ¿En qué fundamenta Bartely su elogio hacia el gabinete mexicano?

Con el propósito de ser más objetivo en este breve ensayo, me permitiré hacer el análisis en dos apartados, el primero lo enfocaré a la tenocracia mexicana y su impacto en el gobierno salinista, y como segundo apartado tendremos a las políticas públicas implementadas por los tecnócratas y las consecuencias de su impulso y ejercicio dentro del país, para finalmente concluir de manera breve y concreta la deliberación sobre la asertividad o error de las políticas públicas tecnócratas en México.

Parte Primera: "Tecnocracia mexicana: la concepción salinista”

Como primer punto con respecto a esta primera parte de mi ensayo, me daré a la tarea de poner al lector en sintonía analítica definiendo qué es la tecnocracia y su objetivo.
El término “tecnocracia” es nada complejo de comprender, es tan simple y llano como decir que refiere al “gobierno de los técnicos”. ¿Pero qué significa “gobierno de los técnicos”? Es pues el gobierno llevado por una persona técnica o especialista dentro de una materia del saber humano, en este caso sobre la imputación de las ramas sociales como la economía, administración o el propio derecho.
Ahora bien, es mi tarea destacar cuál es la principal vía de un tecnócrata, y he de decir que la función comprende o va más allá de consideraciones de ideología político-social, pues se encarga de ejercer un cargo público con la inclinación de hallar e implantar “soluciones o posibles soluciones “apegadas y guiadas por la técnica, es decir, que sean “técnicamente eficaces”.

Los tecnócratas comienzan a tener mayor auge durante los años setenta en México dentro del gobierno y la burocracia, aunque si bien cabe destacar que eran personas con una gran preparación académica, orientados por la tendencia keynesiana y monetarista.
Uno de los principales intereses de los tecnócratas en México era basar sus decisiones sobre la teoría económica, pues decían que esto les daba soporte y fundamente a las actuaciones que ejercían dentro del sector público.

Con Salinas de Gortari llegó la era moderna de los tecnócratas, los que estaban influenciados de la ideología monetarista y no de la keynesiana como los de los setenta. Salinas fue incluyente de ellos dentro de su gobierno, al grado de tener su gabinete formado por ellos, esto fue lo que le valió el reconocimiento mundial.

La tarea de los tecnócratas de Salinas era resolver los inmediatos problemas y demandas del país mediante una estructura revolucionaria dentro de la economía, dejando de lado el ímpetu político y social en el que muchos sexenios pasados habían basado su trabajo y gobierno.
El gobierno salinista estuvo lleno de aciertos y errores claramente, pero no podemos dejar de lado que quizá uno de sus grandes aciertos y no solo de él sino de todo el país fue la implementación de la técnica en las decisiones político-sociales, pues las soluciones tendrían un sentido estricto de ser basado en el conocimiento especifico de la materia de los funcionarios públicos.

Parte segunda: “Salinas y las políticas públicas: las consecuencias que seguimos pagando”

Como mencioné en el apartado anterior, la principal tarea del gabinete tecnócrata de Salinas era dar cabida a decisiones de Estado fundamentadas en la técnica, es decir, sobre el conocimiento y especialización del área.
El salinismo se dio a la tarea de seducir a la inversión extranjera para entrar en el mercado nacional, pues tenían la firme idea de que dicha inversión o capital seria inyectado en la creación de empresas productivamente crecientes y que traería como consecuencia la baja de la deuda estatal.

Así mismo se trató de crear o dar incentivos económicos atractivos como mano de obra barata y una estabilidad monetaria, creando un cambio fijo dólar-peso lo cual tuvo como acción inmediata y desmedida del gobierno mexicano la apertura económica con la firma del TLCAN.

Lo anterior, tuvo como consecuencias inmediatas y a primera vista positivas, dio la entrada a una masiva cantidad de capital del país, pero lo único que provocó fue una sobreevaluación del peso trayendo detrás una decreciente atracción por las exportaciones mexicanas y un considerable consumo de importaciones baratas.

Como resultado de los efectos sufridos por tales decisiones, la creación de inversión interna fue casi nula, pues eran demasiados altos los costos para la clase empresarial mexicana.
Con el paso del tiempo, esta situación fue generando problemas cada vez más grandes para el gobierno mexicano, pues les iba siendo casi imposible mantener los capitales en el país, aquellos que habían entrado por montones tiempo atrás.

Este panorama se vio aún más debilitado por la creciente diferencia social y el aumento de la pobreza en el país, fueron situaciones que marcarían las siguientes décadas y padecidas por generaciones venideras, un horizonte desastroso y desolador es el que se dejaba vislumbrar.
Al dejar de lado el aspecto social dentro de las decisiones del salinismo, se aventuró en un mar técnico en su mayoría económico-administrativo, pues la visión tecnócrata de ese sexenio era que el crecimiento económico daría cabida a las soluciones sobre los problemas de la pobreza y desempleo.

Quién diría que lo que pareció en un tiempo tan innovador y revolucionario dejaría consecuencias que no se tenían previstas, consecuencias que hasta el día de hoy seguimos pagando sobre decisiones que a mi parecer no fueron equivocas o erróneas, sino mal visualizadas a largo plazo y desmesuradas.

Conclusión

A mi juicio, la tecnocracia salinista fue si bien un acierto que se debe reconocer, también fue un error llevarlo al extremo, pues sus consecuencias positivas se esfumaron tan rápido como la mediatez de su implementación.

Sin embargo, cabe resaltar que hoy en día podemos seguir disfrutando quizá de los beneficios de aquellas precipitadas decisiones, pues México se ha abierto por completo al mercado internacional, la inversión extranjera y privada nacional ha ido en aumento, aunque es necesario mencionar que se debe tener un estricto control sobre ella.

Podemos gozar pero también “llorar” por el acierto con más errores del salinismo, por llevarnos al mercado mundial y a la masiva capitalización olvidando que estaba a la alza el exponente pobreza. Fue una decisión acertada que no concibió la grandeza de sus consecuencias futuras.

By Vicente Flores M.

No hay comentarios:

Publicar un comentario