El
hombre desde siempre, ha sido objeto de la influencia vanagloriada de la fe y
de la divinidad que lo acompaña en su andar según las creencias que profesen
cada uno de los individuos que se enmarcan per se en el contexto divino o
religioso. Este marco del que hablo, se define si bien por mitologías en
algunos casos, por hechos reales en otros; no deja de tener una base firme que conduce al hombre a actuar
de tal o cual manera según los preceptos que establece como “buenos” o
“ideales”, según los cuales el hombre debe ser, actuar y quizá hasta sentir.
Tal es el caso de la corriente judeocristiana, que se basa en preceptos básicos
llamados “Decálogo”, dados por Dios a Moisés y éste a su vez al pueblo; dando a
entender que eran las estipulaciones por las cuales el Dios en que todos ellos
creían era lo que pedía de ellos.
El
filme “No Matarás”, es quizá sino una representación concreta de lo que
mencioné en líneas anteriores, si bien puede ser una representación ad hoc al tema mismo, es decir,
vislumbramos en las escenas cuestiones por las cuales podemos preguntarnos,
reflexionar o quizá en un momento dado hasta juzgar el porqué de una regla o
mandato, porqué según la tradición hebrea fue dado por Dios, y hacia dónde se
dirige la cuestión del 5to mandamiento del Decálogo o el porqué de este
precepto.
La
cuestión divina en este momento no nos compete pues no soy una persona
especializada en ello, aunque mi culto religioso me lo permita. Vayamos más
allá de presenciar, saber, o cometer un asesinato, aboquémonos a preguntarnos
si nosotros tenemos la facultad de privar del derecho de la vida a alguien más,
incluso a un animal como se muestra en la película, quizá de primera instancia
todos, o al menos la mayoría contestaría que nadie es dueño de la vida del otro
y por tanto no podemos decidir sobre él o ella ni sobre su destino. Pero me
pregunto ¿Por qué si no somos o no tenemos el derecho de quitar la vida a
alguien más lo hacemos? ¿Es quizá algo nato en el hombre? Son cuestionamientos
que nos podrá llevar tiempo en contestar, pero en la reflexión no emite de
inmediato a lo que estamos predispuestos moral y religiosamente, pues el
asesinato no es bien visto ante ninguna divinidad, al menos en la mayor parte
de los cultos religiosos. Es pensar en que nuestra libertad de hacer y deshacer
se ve limitada solo por la libertad del otro, es decir, nuestra libertad tiene
límites hasta donde la del otro comienza y le afecte nuestra acción.
¿Qué
debo pensar de aquel hombre que priva de la vida a otro? O ¿Qué es lo que puedo
suponer que piensa o siente alguien momentos después de haber cometido el acto?
Es en verdad un análisis nada fácil, pues no todos somos asesinos y por tanto
nos es difícil tener empatía con esos pensamientos; el vacio que una persona
pueda sentir, su necesidad de algo o hacia alguien, su desesperación o coraje,
son causantes de tal atrocidad, pensar tan siquiera que en nosotros pueda
crearse un monstruo social, a través de la presión, del vacío, del
inconformismo o cuales quieran que puedan ser las razones por las que alguien
prive de la vida a otro. La crueldad, frialdad y brutalidad de un asesinato
repulsivo es de la manera en que el hombre “civilizado” muestra que sigue
siendo “animal”, que esa condición jamás podrá perderse, ya que es quizá la
acción más común en la historia del hombre, a través de batallas, guerras,
asesinatos u homicidios; algo natural podríamos decir, pero sin conciencia ni
reflexión de por qué lo hacemos o de si nos corresponde hacerlo, pues que no
todos ante la naturaleza somos libres y por tanto nadie es mayormente mejor o
peor ante el otro? Entonces, por qué adjudicarnos ese derecho sobre el otro a
través de la libertad que poseemos? Interrogantes
que no nos habíamos hecho tal vez, pero hemos de recordar que en la conciencia
se lleva el acto y la penitencia más cruel es recordar a diario en lo que te
has convertido después de matar. Porque después de matar no serás el mismo de
antes, un monstruo social te has de convertir.
El
difícil trabajo de un abogado siempre se torna en cualquier situación que a
éste le compete en su capacidad litigante, pues su deber es defender los
intereses de su cliente, conociendo previamente la situación y habiendo
aceptado los términos en que esta se encuentra, tal y como es el caso de Piotr,
quien era un estudiante de abogacía en una etapa clave de sus estudios, pues
estaba por concluir sus estudios y se preparaba para hacer su examen de
titulación y quien tiene la difícil tarea de defender a Jacek (protagonista del
filme quien asesina a un taxista brutalmente) ante los tribunales que lo
sentenciarían por el acto cometido. La sentencia en sí misma tiene el fin de
castigar y hacer pagar al infractor por el hecho o acto que se le adjudica,
pero por sí misma tiene un fin más profundo la sentencia, y es el de hacer
“reflexionar” a dicho infractor acerca de su actuar y por tanto ayudarlo a reintegrarse
a la sociedad de la que alguna vez formó parte con derechos y deberes. Pero me
pregunto si el fin último de la sentencia es el que anteriormente mencioné, por
qué dar la pena de muerte a alguien?, si
la reflexión en él no tendría lugar pues morirá sin tan siquiera percibir por
completo el hecho. Esta es una de las cuestiones que más controversia pueda
causar con respecto a este tópico, pues es como aplicar la Ley del Talión ¿ojo
por ojo, diente por diente y …vida por vida?
Es quizá algo no podamos comprender pues en nosotros caben acciones y
pensamientos que ni nosotros mismos podemos entender.
Finalmente,
nos queda la reflexión de sobre si tenemos o no el derecho sobre el destino y
vida de alguien, creo yo que este filme es una excelente apreciación sobre la
vida y la muerte, y más sobre la conciencia de saber hasta qué punto somos
capaces de llegar con nuestra propia libertad, la respuesta ya estará en cada
uno de nosotros, independientemente del culto religioso que profesemos, la vida
es sin duda un regalo maravilloso que se nos otorga, así que cada uno tenemos
derecho a ella a pesar de nuestras acciones.
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