“[…] Los instrumentos que maneja el educando son el martillo
y la regla, que simbolizan la fuerza
subyugada por la inteligencia. Dad con el martillo golpes mortales a
vuestros vicios y no os separéis nunca de la línea del deber que la regla os
señala.” Recordad
estas palabras de Instrucción que se convierten en el eje motriz de nuestra
vida.
Decía el gran polímata griego Aristóteles- “La
inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza
de aplicar los conocimientos en la práctica.”- pero ¿De qué manera funciona esa
significación y como es que la aplicamos o ejercemos en nuestra vida diaria? ¿Cuál es el papel de la fuerza y por qué es
necesaria para la inteligencia? ¿Cuál es el fin de la fuerza y la inteligencia
en su conjunción?
Primeramente, es oportuno
conocer lo que entendemos por “fuerza” para partir de una concepción uniforme e
hilar sus elementos en posteriores líneas, he elegido la siguiente acepción por
contener en su haber semántico-lingüístico los elementos necesarios para el
desarrollo de este trabajo, y que se pondera como - “La causa capaz de
modificar el estado de reposo o movimiento de un cuerpo.”
La fuerza sin duda es una
característica elemental en el desarrollo de todo ser humano, y no solo una
fuerza física que todo poseemos en mayor o menor grado, sino también una fuerza
interior que impulsa en cada uno de nosotros la carrera por el conocimiento,
por una mayor aptitud a ser recipendario de las herramientas de la razón, pues
diría- y con cierta verdad- el filósofo y matemático
francés René Descartes – “No hay
nada repartido de modo más equitativo que la razón: todo el mundo está convencido
de tener suficiente”; nace aquí pues la inteligencia, entendida sucintamente
ésta como la “Facultad
humana de aprender, comprender y razonar”, y que nos es dada por naturaleza
humana, pero que debemos trabajar a la luz de nuestras capacidades, para
desarrollar otras más y así aspirar a la verdad.
El martillo
y el cincel, herramientas del constructor, se cogen en un diestro con la mano
derecha e izquierda respectivamente, por un lado la mano derecha con el
martillo representa la fuerza, y de modo contrario, la mano izquierda por ende
la inteligencia; la fuerza es representada por el martillo y el cincel en
consecuencia a la inteligencia, éste último será el que vaya delimitando
nuestra piedra como una pluma sobre papel que por sí misma no hace nada pero si
le es aplicada una fuerza o impulso motor será instrumento creador. Una no
tiene resultados sin la otra.
Así mismo
funciona nuestro cerebro, en la parte izquierda encontramos al hemisferio del
razonamiento y del lenguaje, es decir la parte matemático-objetiva, y por el
contrario el hemisferio derecho es emocional, es lo creativo-abstracto; cabe
mencionar que no trabajan solas o aisladas, sino que conjugan sus
características o singularidades para generar la respuesta y la recepción del
entorno. La razón estaría pérdida sin la
creatividad o imaginación pues sería aburrida y no podríamos entender
muchas de las cosas que nos rodean, y viceversa, si todo fuera imaginario y
creativo, seriamos humanos animados solamente sin la calidad de entender, comprender
y explicar.
La fuerza
con la edad disminuye pero la inteligencia aumenta, es por lo que en la edad de la infancia, ésta se debe subyugar, es
decir, frenar para que el exceso de energía se aplique y distribuya de manera
correcta, y es aquí donde entra el orden, entendido como la conveniencia armónica de los
elementos del ser con relación al todo y a la multiplicidad de los seres en el
conjunto, pues la adaptación de las causas a los efectos y de los medios a los
fines. Es éste el objetivo principal, en un primer momento, del proceso antes
descrito entre fuerza e inteligencia, pues constituye la concepción fundamental
de que debamos aspirar al mayor conocimiento mediante las herramientas y
capacidades dadas y desarrolladas, pues el orden se encuentra naturalmente en
la disposición de los sucesos y conceptos observables que asimilamos en primera
instancia pero que debemos comprender en su totalidad para poder ser insertos
en esa realidad próxima respecto del “orden natural” al que pertenecemos, y del
que somos miembros dinámicos, pues respondemos primeramente a una Ley Eterna, seguida
de una Ley Divina, posteriormente a una Ley Natural y finalmente a una Ley
Humana; esto anterior responde a una concepción filosófico tomista sin duda alguna,
pero que inicialmente me remite a retomarla en una idea del orden racional y
espiritual, entendido el primero como el desarrollo de esas inteligencias
mediante el impulso o fuerza, y el segundo entendido como el desarrollo de la
conducta interior respecto de la fuerza creadora.
Me
permito concluir este trabajo, quizá no resolviendo las incógnitas planteadas
en un principio, porque esas son del trabajo de cada uno de ustedes y mío
propio respecto de la experiencia y visión individual, pero si termino este
planteamiento habiendo vislumbrando un panorama genérico de la relación Fuerza-
Inteligencia- Orden, pues nos llevaría toda la vida comprender la experiencia
propia de esta triada en nuestro haber corpóreo, psíquico y espiritual.
Decía el dramaturgo y
poeta italiano- Vittorio Alfieri- “Raro y celestial don, el que sepa sentir y razonar
al mismo tiempo”, y yo os digo a vosotros como
Máximo Décimo Meridio dijere a sus soldados en El Gladiador – “Que lo que hoy hagas en vida, resuene en
la eternidad”- he aquí nuestra titánica tarea como hombres.
SABIAS PALABRAS! JUSTAS Y PERFECTAS! FELICIDADES!
ResponderEliminar