martes, 1 de abril de 2014

La Fuerza subyugada a la Inteligencia con Orden


“[…] Los instrumentos que maneja el educando son el martillo y la regla, que simbolizan la fuerza subyugada por la inteligencia. Dad con el martillo golpes mortales a vuestros vicios y no os separéis nunca de la línea del deber que la regla os señala.” Recordad estas palabras de Instrucción que se convierten en el eje motriz de nuestra vida.

Decía el gran polímata griego Aristóteles- “La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica.”- pero ¿De qué manera funciona esa significación y como es que la aplicamos o ejercemos en nuestra vida diaria? ¿Cuál es el papel de la fuerza y por qué es necesaria para la inteligencia? ¿Cuál es el fin de la fuerza y la inteligencia en su conjunción?

Primeramente, es oportuno conocer lo que entendemos por “fuerza” para partir de una concepción uniforme e hilar sus elementos en posteriores líneas, he elegido la siguiente acepción por contener en su haber semántico-lingüístico los elementos necesarios para el desarrollo de este trabajo, y que se pondera como - “La causa capaz de modificar el estado de reposo o movimiento de un cuerpo.”

La fuerza sin duda es una característica elemental en el desarrollo de todo ser humano, y no solo una fuerza física que todo poseemos en mayor o menor grado, sino también una fuerza interior que impulsa en cada uno de nosotros la carrera por el conocimiento, por una mayor aptitud a ser recipendario de las herramientas de la razón, pues diría- y con cierta verdad-  el  filósofo y matemático francés  René Descartes – “No hay nada repartido de modo más equitativo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente”; nace aquí pues la inteligencia, entendida sucintamente ésta como la “Facultad humana de aprender, comprender y razonar”, y que nos es dada por naturaleza humana, pero que debemos trabajar a la luz de nuestras capacidades, para desarrollar otras más y así aspirar a la verdad.

El martillo y el cincel, herramientas del constructor, se cogen en un diestro con la mano derecha e izquierda respectivamente, por un lado la mano derecha con el martillo representa la fuerza, y de modo contrario, la mano izquierda por ende la inteligencia; la fuerza es representada por el martillo y el cincel en consecuencia a la inteligencia, éste último será el que vaya delimitando nuestra piedra como una pluma sobre papel que por sí misma no hace nada pero si le es aplicada una fuerza o impulso motor será instrumento creador. Una no tiene resultados sin la otra.

Así mismo funciona nuestro cerebro, en la parte izquierda encontramos al hemisferio del razonamiento y del lenguaje, es decir la parte matemático-objetiva, y por el contrario el hemisferio derecho es emocional, es lo creativo-abstracto; cabe mencionar que no trabajan solas o aisladas, sino que conjugan sus características o singularidades para generar la respuesta y la recepción del entorno. La razón estaría pérdida sin la  creatividad o imaginación pues sería aburrida y no podríamos entender muchas de las cosas que nos rodean, y viceversa, si todo fuera imaginario y creativo, seriamos humanos animados solamente sin la calidad de entender, comprender y explicar.

La fuerza con la edad disminuye pero la inteligencia aumenta, es por lo que en la edad de la infancia, ésta se debe subyugar, es decir, frenar para que el exceso de energía se aplique y distribuya de manera correcta, y es aquí donde entra el orden, entendido como  la conveniencia armónica de los elementos del ser con relación al todo y a la multiplicidad de los seres en el conjunto, pues la adaptación de las causas a los efectos y de los medios a los fines. Es éste el objetivo principal, en un primer momento, del proceso antes descrito entre fuerza e inteligencia, pues constituye la concepción fundamental de que debamos aspirar al mayor conocimiento mediante las herramientas y capacidades dadas y desarrolladas, pues el orden se encuentra naturalmente en la disposición de los sucesos y conceptos observables que asimilamos en primera instancia pero que debemos comprender en su totalidad para poder ser insertos en esa realidad próxima respecto del “orden natural” al que pertenecemos, y del que somos miembros dinámicos, pues respondemos primeramente a una Ley Eterna, seguida de una Ley Divina, posteriormente a una Ley Natural y finalmente a una Ley Humana; esto anterior responde a una concepción filosófico tomista sin duda alguna, pero que inicialmente me remite a retomarla en una idea del orden racional y espiritual, entendido el primero como el desarrollo de esas inteligencias mediante el impulso o fuerza, y el segundo entendido como el desarrollo de la conducta interior respecto de la fuerza creadora.

Me permito concluir este trabajo, quizá no resolviendo las incógnitas planteadas en un principio, porque esas son del trabajo de cada uno de ustedes y mío propio respecto de la experiencia y visión individual, pero si termino este planteamiento habiendo vislumbrando un panorama genérico de la relación Fuerza- Inteligencia- Orden, pues nos llevaría toda la vida comprender la experiencia propia de esta triada en nuestro haber corpóreo, psíquico y espiritual.

Decía el dramaturgo y poeta italiano- Vittorio Alfieri- Raro y celestial don, el que sepa sentir y razonar al mismo tiempo”, y yo os digo a vosotros como Máximo Décimo Meridio dijere a sus soldados en El Gladiador – “Que lo que hoy hagas en vida, resuene en la eternidad”- he aquí  nuestra titánica tarea como hombres.

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