martes, 2 de julio de 2013

HOMO VIDENS – G.SARTORI (análisis y opinión)



El hombre moderno sin duda alguna no es el mismo en cuanto a forma de actuar, pensar o vivir, que el de hace 50 o 100 años. Nos preguntaremos seguramente el por qué, y la respuesta la hemos encontrado en el rápido crecimiento y desarrollo de la tecnología, pues el modus vivendi actual se torna a la tecnología misma, vivimos por y para la tecnología; una desgracia ciertamente, pero una bendición quizá también. De esta relación hombre-tecnología (específicamente la tecnología de las imágenes) es de la que G. Sartori reflexiona en su opus “Homo Videns”.

Todo el análisis y reflexión en torno a la crítica que hace hacia la “nueva cultura de las imágenes”, Sartori diferencia primeramente al hombre moderno del primitivo mediante la capacidad de abstracción, es decir, aquella que se expresa por medio del lenguaje y la comunicación, de lo cual indica también que el lenguaje no solo es para comunicar sino hace referencia a que también lo es para pensar, y que para pensar no es necesario el ver u observar ya que las cosas en las que pensamos no son visibles o tangibles en su plena concepción. Todo lo anterior descrito por el autor, sirve como referente a lo que él llama como un “cambio radical en la comunicación”, pues el modo en que critica para bien y para mal las nuevas tecnologías, apuntan ciertamente al primer medio que cambió la palabra impresa o escrita por la imagen; la televisión.

El hombre postmoderno está bombardeado día y noche, a cualquier hora y en el lugar más inhóspito,  de imágenes, pues le simplifican una totalidad de palabras en algo que puede ver y por tanto creer, sin la necesidad de divagar o reflexionar sobre la cuestión que ante el espectador se presenta; pues le es más útil en su rapidez y agitación diaria. Sartori no critica que sea malo este medio de imágenes, lo que critica es precisamente que conduce al hombre a la pérdida de su capacidad de entender, ya que dice que de la totalidad del conocimiento que se tienen sobre las cosas, poco es el porcentaje que tiene relación directa de una palabra-imagen (denotativas), por el contrario el mayor porcentaje del vocabulario nuestro se halla más allá de denotaciones y radica esencialmente en las abstracciones, es decir, que no tienen algún tipo de vinculo o relación con lo visible y por tanto no existe una imagen para dicha abstracción, que sin duda se puede relacionar con algo más cercano a la palabra pero no en exactitud al concepto como tal.
La televisión para Sartori, desde mi perspectiva como lector, no es ni positiva ni negativa en su totalidad, pues vislumbra los pros y contras de esta invención que se ha convertido en un elemento indispensable en nuestra vida diaria. Se nos menciona que la televisión anula los conceptos en la producción de solo imágenes, pues esto lleva a lo que mencionaba en líneas anteriores sobre la atrofia o pérdida de la capacidad de abstraer y por tanto de entender las cosas u conceptos, limitándonos estrictamente a lo que vemos y por tanto es lo que creemos.

Sartori distingue tres modos de empleo o uso de la tecnología acerca de Internet: a) la practicidad; b) entretenimiento; c) uso educativo-cultural. Esta última distinción que se hace hacia lo cultural, el autor nos indica que ya se pudo haber llegado “enviciado” a este punto, es decir, que la persona haya llegado ya como un “homo videns” y por tanto el objetivo en sí mismo no sería el óptimo esperado. Es en esta última idea, en la que hoy 2011 nos encontramos la mayoría de la población con acceso a estos medios, nos hemos empobrecido unos más que otros en cuanto a la capacidad de entender y reflexionar sobre las circunstancias, pues a través de las imágenes creemos, lo que ciertamente no sabemos si sucedió como se nos describe o significa lo que percibimos; tal y como diría el autor, pasamos de un mundus inteligibilis a un mundus sensibilis , es decir, de la razón a la percepción sensorial únicamente.

De la misma manera Sartori nos lleva a vislumbrar la influencia de la televisión en torno a un ámbito de opinión y desinformación que conlleva a consecuencias gravemente perjudiciales hasta en el ámbito político. Con respecto a la opinión se aboca todo a la nueva autoridad es la visión misma, ya que el ojo cree lo que se ve porque parece real, aunque muchas veces no lo sea; por tanto podemos aludir enteramente que la imagen tiene una extraordinaria fuerza de veracidad frente a los otros preceptos y por tanto la convierte en un peligro al mismo tiempo, pues solo conoceremos de primera instancia lo que percibiremos en dicha imagen, que hablara por sí sola.



En conclusión, la reflexión “sartoriana” con respecto a la concepción del hombre moderno ligado a un “homo videns” dejando atrás quizá al “homo sapiens”, nos deja frente a un televisor o un computador, como un artífice al cual se le puede manipular mediante una imagen que le hará creer lo que “in situ” de su abstracción podría juzgar y criticar, sin embargo al hacerse esclavo de los medios simplificados, de la misma manera nos simplificamos en la manera de pensar y concebir el mundo real.

Vicente Flores.

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