Todo el análisis y reflexión en
torno a la crítica que hace hacia la “nueva cultura de las imágenes”, Sartori
diferencia primeramente al hombre moderno del primitivo mediante la capacidad
de abstracción, es decir, aquella que se expresa por medio del lenguaje y la
comunicación, de lo cual indica también que el lenguaje no solo es para
comunicar sino hace referencia a que también lo es para pensar, y que para
pensar no es necesario el ver u observar ya que las cosas en las que pensamos
no son visibles o tangibles en su plena concepción. Todo lo anterior descrito
por el autor, sirve como referente a lo que él llama como un “cambio radical en
la comunicación”, pues el modo en que critica para bien y para mal las nuevas
tecnologías, apuntan ciertamente al primer medio que cambió la palabra impresa
o escrita por la imagen; la televisión.
El hombre postmoderno está
bombardeado día y noche, a cualquier hora y en el lugar más inhóspito, de imágenes, pues le simplifican una totalidad
de palabras en algo que puede ver y por tanto creer, sin la necesidad de
divagar o reflexionar sobre la cuestión que ante el espectador se presenta;
pues le es más útil en su rapidez y agitación diaria. Sartori no critica que
sea malo este medio de imágenes, lo que critica es precisamente que conduce al
hombre a la pérdida de su capacidad de entender, ya que dice que de la
totalidad del conocimiento que se tienen sobre las cosas, poco es el porcentaje
que tiene relación directa de una palabra-imagen (denotativas), por el
contrario el mayor porcentaje del vocabulario nuestro se halla más allá de
denotaciones y radica esencialmente en las abstracciones, es decir, que no
tienen algún tipo de vinculo o relación con lo visible y por tanto no existe
una imagen para dicha abstracción, que sin duda se puede relacionar con algo
más cercano a la palabra pero no en exactitud al concepto como tal.
La televisión para Sartori, desde
mi perspectiva como lector, no es ni positiva ni negativa en su totalidad, pues
vislumbra los pros y contras de esta invención que se ha convertido en un
elemento indispensable en nuestra vida diaria. Se nos menciona que la
televisión anula los conceptos en la producción de solo imágenes, pues esto
lleva a lo que mencionaba en líneas anteriores sobre la atrofia o pérdida de la
capacidad de abstraer y por tanto de entender las cosas u conceptos,
limitándonos estrictamente a lo que vemos y por tanto es lo que creemos.
Sartori distingue tres modos de
empleo o uso de la tecnología acerca de Internet: a) la practicidad; b)
entretenimiento; c) uso educativo-cultural. Esta última distinción que se hace
hacia lo cultural, el autor nos indica que ya se pudo haber llegado “enviciado”
a este punto, es decir, que la persona haya llegado ya como un “homo videns” y
por tanto el objetivo en sí mismo no sería el óptimo esperado. Es en esta
última idea, en la que hoy 2011 nos encontramos la mayoría de la población con
acceso a estos medios, nos hemos empobrecido unos más que otros en cuanto a la
capacidad de entender y reflexionar sobre las circunstancias, pues a través de
las imágenes creemos, lo que ciertamente no sabemos si sucedió como se nos
describe o significa lo que percibimos; tal y como diría el autor, pasamos de
un mundus inteligibilis a un mundus sensibilis , es decir, de la
razón a la percepción sensorial únicamente.
De la misma manera Sartori nos
lleva a vislumbrar la influencia de la televisión en torno a un ámbito de
opinión y desinformación que conlleva a consecuencias gravemente perjudiciales
hasta en el ámbito político. Con respecto a la opinión se aboca todo a la nueva
autoridad es la visión misma, ya que el ojo cree lo que se ve porque parece
real, aunque muchas veces no lo sea; por tanto podemos aludir enteramente que
la imagen tiene una extraordinaria fuerza de veracidad frente a los otros
preceptos y por tanto la convierte en un peligro al mismo tiempo, pues solo
conoceremos de primera instancia lo que percibiremos en dicha imagen, que
hablara por sí sola.
En conclusión, la reflexión
“sartoriana” con respecto a la concepción del hombre moderno ligado a un “homo
videns” dejando atrás quizá al “homo sapiens”, nos deja frente a un televisor o
un computador, como un artífice al cual se le puede manipular mediante una
imagen que le hará creer lo que “in situ” de su abstracción podría juzgar y
criticar, sin embargo al hacerse esclavo de los medios simplificados, de la
misma manera nos simplificamos en la manera de pensar y concebir el mundo real.
Vicente Flores.
Vicente Flores.
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