martes, 16 de julio de 2013

“PRESUNTO CULPABLE”



La cultura jurídica en México creo yo no ha sido la mejor con la que contamos hoy en día, especialmente la cultura jurídica externa, es decir, la que corresponde a la población en general y que en muchas ocasiones también la interna que corresponde a ese pequeño sector de la población que se dedica a la jurisprudencia y a la aplicación de la ley. La película “Presunto Culpable” es una clara alusión al hecho que he venido mencionando en las líneas anteriores, es la frialdad de las cuestiones de justicia y tristes realidades que sin más ni más se viven en miles de casos, en los que no se busca al culpable sino quien pague la culpa, tal es el caso del protagonista de la cinta José Antonio Zúñiga.

El caso de José Antonio Zúñiga no es el único ni el más particular que haya, tampoco es el más reciente ni el más controvertido, pero sí fue el que dio salida a una ola de críticas sociales, políticas, internacionales, etc., sobre su caso mostrado en dicha cinta, mostrando  la clara evidencia de la corruptibilidad, del grado tan alto de incompetencia de algunas autoridades cuya tarea es “impartir justicia” de manera imparcial. José Antonio Zúñiga es un joven que hace algunos años fue acusado de homicidio en la delegación Iztapalapa del Distrito Federal, delito por el cual fue detenido y tras un largo y difícil proceso, sentenciado; conociendo él su inocencia y con pocos recursos en ese momento para poder demostrar la contrariedad de lo que le acusaban mostró siempre una tranquilidad aunque no del todo ante dicho proceso, aplicó como popularmente se dice “el que nada debe nada teme”, aunque aquí había mucho que temer pues la fabricación de “testigos” estaba a la orden del día y por tanto su caso se complicaba cada día más.

Gracias a una serie de vicios en el procedimiento del juicio que fue la falsificación de la cédula profesional de abogado defensor que le fue asignado (de oficio), y que ayudó a J. Antonio a interponer lo que se conoce como nulidad de juicio ante tal “mínimo detalle”, petición que procedió y que dio pauta a un segundo juicio, que sería condenado y juzgado por el mismo juez que en primera instancia había llegado su caso. El gran trabajo del abogado defensor, fue extraordinario, pues siempre puso en tela de juicio las declaraciones del supuesto testigo, quien incurría diciendo que él había sido testigo presencial de los hechos. El abogado defensor no perdía detalle de las situaciones que se daban en ese juicio pues todo, absolutamente todo lo que el testigo declaraba el lo cuestionaba, pues era evidente que los policías habían obligado  al testigo a declarar en contra de J. Antonio. Todo en ese juicio era falso exceptuando la declaración de Antonio, quien mostraba una desesperación cada vez más notoria por su libertad.

Finalmente, tras una gran discusión en juzgados, con declaraciones varias, con policías que se reducían a decir que no recordaban nada; J. Antonio salió libre gracias a la oportuna intervención de ese gran abogado, quien se dio a la tarea de realizar un exhaustivo trabajo para poder probar la inocencia de su cliente y que eficientemente lo conseguiría. La fabricación de testigos y de falsos culpables, es una tarea que desgraciadamente se da a diario en cientos o tal vez miles de casos en nuestro país, y sin duda en el mundo entero. Esa ineficacia y alto grado de irresponsabilidad en su trabajo, son las autoridades que tenemos “resguardando nuestra seguridad”, no se dan a la tarea de realizar una investigación certera y probatoria, sino se reducen a encontrar quien pague la culpa, y desgraciadamente son las personas con menos recursos las más vulnerables a este tipo de cuestiones, pues al no tener las facilidades económicas o de educación para saber cómo actuar son presa fácil de estos “fabricantes de culpables”.

Es triste ver, como se buscan individuos que paguen una culpa que no les corresponde, mientras que el verdadero culpable del hecho ande por las calles delinquiendo sin freno alguno, gracias a la impunidad de la autoridad, a la falta de compromiso y a la comodidad de no investigar sino solo actuar. Es lamentable escuchar decir entre los mexicanos, esa tan trillada frase de “Solo pasa en México”, que la misma población no confíe ni en quien tiene el “compromiso de velar por una seguridad y una integridad nacional” ya sea desde una patrulla, o desde un juzgado.

En conclusión, solo puedo decir, que nosotros los actuales estudiantes y próximas autoridades y dirigentes de esta nación, somos quienes podemos erradicar eso, somos la tan ansiada esperanza, pero parece ser que esta frase se venía diciendo desde hace ya algunas décadas, y esos jóvenes que eran la esperanza en esa época, ahora son los que cometen los mismos errores del pasado, será que es un ciclo vicioso del que no saldremos? O será que no queremos salir de ese ciclo por comodidad para los de “arriba”? esas respuestas creo yo solo están en cada uno de nosotros, y en nosotros mismos la solución.

Vicente Flores.

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